Ya nos adentramos en el mágico mundo de los arreglos florales
japoneses llamados Ikebana con un centro muy sencillo que se
basaba en lo lineal de las formas, hoy haré uno muy libre y
complejo con algunos elementos más, jugaremos con varios
tonos y con los materiales de los recipientes.
No va a ser nada minimalista el Ikebana de hoy, me lo voy a llevar
a mi terreno. Utilizaré dos envases un tanto especiales, una
antigua pieza de cerámica rota y mal pegada que siempre me
ha encantado por eso mismo, por su perfecta imperfección, ella va
a ser una de las protagonistas de este arreglo floral reinterpretado.
En el interior de nuestra pieza de cerámica colocaré un precioso
violetero de cristal (también antiguo) que llenaremos de agua y
sujetará de una manera perfecta nuestra composición floral, al
ser un recipiente estrecho guardará las formas que hagamos
sin esfuerzo alguno. Siguiendo la filosofía Ikebana y los
materiales que componen nuestros recipientes, ellos
reflejan la frialdad del cristal y lo acogedor de la cerámica,
representación de la primavera que estamos viviendo este
año, mezcla de frio, lluvia y días cálidos.
reflejan la frialdad del cristal y lo acogedor de la cerámica,
representación de la primavera que estamos viviendo este
año, mezcla de frio, lluvia y días cálidos.
Primero coloqué las hojas verdes, gracias a su preciosa forma
alagada pude jugar con ellas, muchas las dejaremos rectas, pero
otras las doblaremos y haremos que se fundan con el recipiente
de cerámica, ya que introduciremos algunas de las hojas por
entre las asas, construyendo formas irregulares y sinuosas.
Seguimos con tallos altos y rectos aunque lo maravilloso de
estas flores rojas es además de su forma la caída de ellas según
va pasando el tiempo, incluso el color de la Clivia varía, cuanto
más joven, más oscura, se vuelve clara cuando ya la flor esta
abierta y madura. El juego de formas y colores nos viene
ideal para este Ikebana libre y contradictorio.
más joven, más oscura, se vuelve clara cuando ya la flor esta
abierta y madura. El juego de formas y colores nos viene
ideal para este Ikebana libre y contradictorio.
La cala completa el último nivel, el que simboliza la tierra (Tai)
sus lineas rizadas y la complejidad de esta flor, da el contraste y
el color a nuestro Ikebana libre, un centro floral diferente con el
que se disfruta haciéndolo y más tarde recreándose en su belleza,
con todas las flores que tenemos a nuestro alcance podremos
construir arreglos cada vez más especiales.
Me gustó mucho este ikebana y muy inteligente el uso del vaso dentro del jarrón. Me encantó.
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